Es asombroso, la gran variedad de tipologías de personas que te encuentras en esta vida. Gente que tiene una forma de ser y no llegas a saber exactamente quien es hasta que se establece ese punto que, como se dice vulgarmente, se les ve el plumero. Y este es uno. Cuando uno va teniendo éxito, real o por que lo parece dentro de un contexto, y de repente te encuentras a alguien que parece afín a ti con el que parece que te llevas bien, e incluso, llegas a sentir que es tu alma gemela. Con el que llegas a tener una confianza mayor, y todo se torna perfecto. Y de repente, empiezas a ver que estás débil, que ya el camino que antes hacías de manera fácil y por que lo valías, se va haciendo más difícil y doloroso, lo vas viendo todo como borroso, nada esta claro, empiezas a tener ganas de no estar donde estas, un sentimiento de desgana, incluso te vas peleando con todo el mundo, la gente no parece ser la buena gente que era antes, lo que te rodea te es hostil, entras en una decadencia que no conocías en ti y cuando ya todas esas fórmulas que te funcionaban tan bien, ahora son un problema diario. Esa locura va ocurriendo a la vez que esa alma gemela, se aleja de ti, y va cogiendo otro camino, y vas notando como va yendo hacía otras personas que le interesan más, pues a ti ya te sacaron lo suficiente. En ese momento, te miras a un costado y vez el agujero que te ha dejado y piensas, ¡ños, otra sanguijuela social!.
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